Los
venezolanos estamos cercados. Atrapados. Acorralados. Hablamos mucho, pero de
allí a la acción, todo se pierde. Venezuela, un País que sería la envidia del
mundo se paralizó. No pudo superarse. Después de Pérez Jiménez, han
transcurrido 55 años y no hemos salido del subdesarrollo. No es cuestión de
pesimismo. Es la realidad. Por el contrario, ya ni sabemos lo que significa un
País. La dictadura nos puso en el camino económico para llegar a la cúspide.
Los tres primeros gobiernos democráticos, nos hacían optimistas. Esa mesa sí
estaba bien servida. Existía democracia. Todos nos respetábamos. Algo nos
ocurrió en el trayecto y el País, comenzó otra vez a retroceder económicamente.
Los gobiernos y dirigentes de los partidos políticos, descuidaron su rol histórico.
La corrupción invadió todos nuestros estrátos sociales. Los cogollos frenaron a
las generaciones de relevo. Ese mal, cambió nuestro rumbo. El desprestigio de
la dirigencia política aumentó vertiginosamente. Nadie quería saber de
partidos. Mucho menos de los que venían gobernando. Llegó el 4 de febrero. Se
terminó de alborotar al pueblo. Que buscaba nuevos discursos y promesas. El
chiripero, se agrupó con Rafael Caldera. Que su primer gobierno, estuvo a la
altura. La decepción del segundo, fue total. Arrasó con los partidos políticos
existentes. Para abrirle las puertas al comunismo. El que todavía está en el
poder. Pero sin resolver el bienestar que se merece Venezuela.
Diez y seis años trágicos. En lo económico, político y social. Una
improvisación en materia económica jamás vista. Quizá adrede. Porque el
comunismo se nutre del desastre. Así es como se inicia el proceso de
destrucción de un País. Es el cerco contra la libertad. Que por los vientos que
soplan, no aparenta irse para siempre. Parece todo lo contrario. Nos tienen
rodeados adentro y afuera del territorio. Cómplices hay por todas partes.
Sobran los infiltrados. Los que juegan en los dos equipos. Por eso, es mejor
pasar agachados con los que dicen que ya no pertenecen al marxismo. No podemos
confiar en esos personajes que ingenuamente, los medios de comunicación,
le siguen dando cobertura. Ya están preparando el terreno para las
elecciones del año entrante. Quieren ir a la Asamblea, para luego de obtener su
curul, voltearse y arrimarse al mingo rojo, rojito. Aquí no existe verdadera
oposición. Se nos extravió el líder. La ambición personal, traducida también en
lo económico, nos ha cerrádo las puertas para un futuro mejor. Es cuestión
de conciencia. Hay que reflexionar. Meditar para combatir el secuestro a
que estamos sometidos. Los trapos rojos están al por mayor. ¿ Por qué le
hacen el juego? Los partidos políticos no pegan una. Es tiempo de trabajar
para el pueblo. Con ideología y principios. Hay que quitarse ese pegoste de la MUD.
Una idea que para elecciones es tal vez acertada. Pero mientras, cada
organización, debe crecer por sí sola. Protestar ante los atropellos. La
democracia, es el sistema que nos permite libertades para hacer una buena y
decente política. Vamos a vencer el cerco en democracia. Las herramientas están
en nuestra Carta Magna. Los radicales son ellos. Los que no aceptan un diálogo
y se burlan de organismos e instituciones, como la burocrática OEA y nuestra
valiente IGLESIA. La frase de hoy: "Sí ya sabes lo que tienes que hacer, y
no lo haces, entonces estás peor que antes" ( Confucio )
GASTON ECHEVERRIA C
gastonecheverriac@gmail.com
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